¿Te gustaría saber cómo automotivarte y lograr tus objetivos? ¿Te has sentido alguna vez desanimado, apático o sin rumbo? ¿Quieres recuperar el entusiasmo y la energía para seguir adelante? Si tu respuesta es sí, entonces este artículo es para ti. En él, te voy a compartir 7 claves para automotivarte y alcanzar tus sueños.
Estas 7 claves son el resultado de mi experiencia en los diferentes emprendimientos de eCommerce, Startups y Negocios digitales que he realizado, y de mi comprensión experta de la motivación humana.
Al leer este artículo, aprenderás a definir tu propósito, establecer metas SMART, crear un plan de acción, buscar apoyo y retroalimentación, cultivar una actitud positiva, premiar tus esfuerzos y logros, y renovar tu motivación constantemente. Estas 7 claves te ayudarán a mejorar tu autoestima, tu autoeficacia, tu bienestar y tu felicidad.
No dejes pasar esta oportunidad de transformar tu vida y de alcanzar tu máximo potencial. Sigue leyendo este artículo y descubre las 7 claves para automotivarte. Te aseguro que no te arrepentirás. ????????????
1. Define tu propósito
El primer paso para automotivarte es tener claro qué quieres lograr y por qué. ¿Qué te apasiona? ¿Qué te hace feliz? ¿Qué te da sentido? Estas son algunas preguntas que te pueden ayudar a definir tu propósito, es decir, la razón de ser de tu existencia. Tu propósito te dará la visión, la dirección y el significado que necesitas para motivarte.
¿Qué es el propósito y por qué es importante?
El propósito es el conjunto de valores, creencias y aspiraciones que orientan tu vida y le dan coherencia. Es lo que te mueve a actuar, a contribuir y a trascender. El propósito es importante porque te permite conectar con tu esencia, con tu potencial y con tu impacto en el mundo. Según un estudio de Gallup, las personas que tienen un propósito claro son más felices, más productivas y más resilientes1.
¿Cómo encontrar tu propósito?
No hay una fórmula única para encontrar tu propósito, pero hay algunas estrategias que te pueden ayudar a descubrirlo o aclararlo. Algunas de ellas son:
Reflexiona sobre tus pasiones e intereses.
Piensa en lo que te gusta hacer, en lo que te hace sentir vivo, en lo que te llena de energía. ¿Qué actividades te absorben y te hacen perder la noción del tiempo? ¿Qué temas te fascinan y te hacen querer aprender más? ¿Qué causas te conmueven y te hacen querer involucrarte?
Identifica tus fortalezas y talentos.
Piensa en lo que se te da bien, en lo que te resulta fácil, en lo que te elogian los demás. ¿Qué habilidades, conocimientos o aptitudes posees? ¿Qué capacidades has desarrollado o quieres desarrollar? ¿Qué dones o virtudes tienes?
Explora tus valores y principios.
Piensa en lo que te importa, en lo que te guía, en lo que te inspira. ¿Qué principios éticos o morales rigen tu conducta? ¿Qué valores personales o profesionales definen tu identidad? ¿Qué visión tienes del mundo y de tu rol en él?
Busca tu contribución y tu legado.
Piensa en lo que quieres aportar, en lo que quieres cambiar, en lo que quieres dejar. ¿Qué problemas o necesidades quieres resolver o atender? ¿Qué oportunidades o desafíos quieres aprovechar o enfrentar? ¿Qué huella o impacto quieres generar en los demás o en el planeta?
¿Cómo definir tu propósito?
Una vez que hayas explorado las diferentes dimensiones de tu propósito, el siguiente paso es definirlo de forma clara y concisa. Para ello, puedes usar la siguiente fórmula:
Mi propósito es (verbo) + (qué) + (para quién) + (por qué).
Por ejemplo:
- Mi propósito es volver a Bolivia y enseñar todo sobre eCommerce, Startups y Negocios digitales para que Bolivia se convierta en un país mas tecnificado.
- Mi propósito es convertirme en ese político que ayuda sin esperar nada cambio para que la sociedad mejore.
- Mi propósito es enseñar matemáticas a los niños para que desarrollen su pensamiento lógico y creativo.
- Mi propósito es investigar el cáncer para encontrar una cura y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
- Mi propósito es escribir historias para entretener y emocionar a los lectores.
Tu propósito debe ser lo suficientemente específico para orientarte, pero lo suficientemente flexible para adaptarse a las circunstancias. No tiene que ser algo fijo o definitivo, sino que puede evolucionar con el tiempo y con tu experiencia. Lo importante es que sea auténtico, que refleje tu esencia y que te motive a actuar.
2. Establece metas SMART
El segundo paso para automotivarte es establecer metas que sean SMART, es decir, específicas, medibles, alcanzables, relevantes y temporales. Las metas SMART te permiten concretar tu propósito en acciones, evaluar tu progreso y celebrar tus logros. Además, te ayudan a evitar la frustración, la confusión y la procrastinación que pueden minar tu motivación.
¿Qué son las metas SMART y por qué son importantes?
Las metas SMART son aquellas que cumplen con los siguientes criterios:
Específicas:
Definen con claridad y precisión lo que quieres lograr, sin dejar lugar a dudas o ambigüedades. Para hacer una meta específica, debes responder a las preguntas: ¿Qué quieres lograr? ¿Quién está involucrado? ¿Dónde y cuándo se realizará?
Medibles:
Establecen indicadores y criterios que te permiten medir tu avance y tu resultado. Para hacer una meta medible, debes responder a las preguntas: ¿Cómo sabrás que has logrado tu meta? ¿Qué evidencias o datos usarás para evaluar tu desempeño?
Alcanzables:
Se ajustan a tu realidad y a tus capacidades, sin ser demasiado fáciles ni demasiado difíciles. Para hacer una meta alcanzable, debes responder a las preguntas: ¿Tienes los recursos y las habilidades necesarias para lograr tu meta? ¿Es posible lograr tu meta en las condiciones actuales?
Relevantes:
Se alinean con tu propósito y con tu visión a largo plazo, y tienen un impacto significativo en tu vida. Para hacer una meta relevante, debes responder a las preguntas: ¿Por qué quieres lograr esta meta? ¿Qué beneficios o consecuencias tendrá para ti y para los demás?
Temporales:
Tienen una fecha límite o un plazo definido para su cumplimiento, lo que genera un sentido de urgencia y compromiso. Para hacer una meta temporal, debes responder a la pregunta: ¿Cuándo quieres lograr tu meta?
Las metas SMART son importantes porque te ayudan a enfocar tu atención, tu energía y tus recursos en lo que realmente quieres lograr. Además, te permiten monitorear tu progreso, identificar tus logros y corregir tus desviaciones. Según algunos estudios, las personas que establecen metas SMART tienen un 20% más de probabilidades de tener éxito que las que no lo hacen1.
¿Cómo establecer metas SMART?
Para establecer metas SMART, debes seguir los siguientes pasos:
Identifica tu meta general:
Piensa en lo que quieres lograr a nivel personal o profesional, y escríbelo de forma breve y general. Por ejemplo: Quiero mejorar mi salud.
Desglosa tu meta en submetas:
Divide tu meta general en partes más pequeñas y específicas, que te acerquen a tu objetivo final. Por ejemplo: Quiero mejorar mi alimentación, hacer ejercicio y dormir mejor.
Aplica los criterios SMART a cada submeta:
Revisa cada submeta y asegúrate de que cumpla con los cinco criterios de SMART. Si es necesario, modifica o ajusta tu submeta para que sea más clara y precisa. Por ejemplo: Quiero comer al menos cinco porciones de frutas y verduras al día, hacer una rutina de 30 minutos de ejercicio cuatro veces por semana, y dormir al menos siete horas cada noche.
Escribe tus metas SMART:
Redacta tus metas SMART de forma afirmativa, positiva y motivadora, usando verbos de acción y números concretos. Por ejemplo: Me comprometo a comer al menos cinco porciones de frutas y verduras al día, a hacer una rutina de 30 minutos de ejercicio cuatro veces por semana, y a dormir al menos siete horas cada noche, para mejorar mi salud y mi bienestar.
Revisa y evalúa tus metas SMART:
Revisa tus metas SMART periódicamente y evalúa tu progreso y tu resultado. Si es necesario, haz los cambios o ajustes que consideres oportunos para mejorar tu desempeño o adaptarte a las circunstancias. Por ejemplo: Si me cuesta cumplir con la rutina de ejercicio, puedo buscar una actividad que me guste más o un compañero que me acompañe. Si duermo menos de lo que me propuse, puedo establecer una hora fija para irme a la cama o evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir.
3. Crea un plan de acción
El tercer paso para automotivarte es crear un plan de acción que detalle los pasos, los recursos y los plazos que necesitas para alcanzar tus metas. Un plan de acción te da la estructura, la organización y la disciplina que requieres para mantener el foco y la consistencia en tu camino. Asimismo, te facilita adaptarte a los cambios, resolver los problemas y superar los desafíos que puedan surgir.
¿Qué es un plan de acción y por qué es importante?
Un plan de acción es un documento que describe las acciones que debes realizar para lograr tus metas. También divide el proceso en tareas asignables basadas en un cronograma. Un buen plan de acción te indica todos los pasos necesarios para alcanzar tu meta y te ayuda a llegar a tu objetivo de forma eficiente, asignando un plazo, una fecha de inicio y una fecha de finalización, a cada paso del proceso. Dependiendo de tus necesidades y preferencias, puedes usar este documento para establecer una o varias metas.
Un plan de acción es importante porque te ayuda a enfocar tu atención, tu energía y tus recursos en lo que realmente quieres lograr. Además, te permite monitorear tu progreso, identificar tus logros y corregir tus desviaciones. Según algunos estudios, las personas que crean un plan de acción tienen un 20% más de probabilidades de tener éxito que las que no lo hacen1.
¿Cómo crear un plan de acción?
Para crear un plan de acción, debes seguir los siguientes pasos:
Identifica las tareas que debes realizar:
Piensa en las actividades que debes completar para lograr tu meta. Puedes usar una lista de verificación, un diagrama de flujo o un mapa mental para organizar tus ideas. Por ejemplo, si tu meta es escribir un libro, algunas de las tareas que debes realizar son: hacer una investigación previa, elaborar un esquema, escribir los capítulos, revisar el borrador, buscar un editor, etc.
Prioriza y ordena las tareas:
Revisa las tareas que has identificado y determina cuáles son las más importantes, urgentes o dependientes de otras. Asigna un orden de prioridad y una secuencia lógica a cada tarea, teniendo en cuenta los requisitos y los recursos que necesitas para cada una. Por ejemplo, si tu meta es escribir un libro, debes hacer la investigación previa antes de escribir los capítulos, y debes revisar el borrador antes de buscar un editor.
Establece un plazo para cada tarea:
Define una fecha de inicio y una fecha de finalización para cada tarea, considerando el tiempo que te tomará realizarla y el tiempo que tienes disponible. Sé realista y flexible, y deja un margen para posibles imprevistos o retrasos. Por ejemplo, si tu meta es escribir un libro, puedes estimar que te tomará dos meses hacer la investigación previa, cuatro meses escribir los capítulos, un mes revisar el borrador y dos meses buscar un editor.
Asigna los recursos para cada tarea:
Identifica los recursos que necesitas para realizar cada tarea, como materiales, herramientas, información, dinero, personas, etc. Asegúrate de tener los recursos suficientes y adecuados para cada tarea, y de gestionarlos de forma eficiente y responsable. Por ejemplo, si tu meta es escribir un libro, algunos de los recursos que necesitas son: libros, artículos, entrevistas, computadora, software de escritura, dinero, asesor, corrector, etc.
Monitorea y evalúa tu plan de acción:
Revisa tu plan de acción periódicamente y evalúa tu progreso y tu resultado. Si es necesario, haz los cambios o ajustes que consideres convenientes para mejorar tu desempeño o adaptarte a las circunstancias. Por ejemplo, si tu meta es escribir un libro, puedes revisar tu plan de acción cada semana y verificar si has cumplido con las tareas y los plazos previstos, si has usado los recursos de forma óptima y si has logrado los resultados esperados.
4. Busca apoyo y retroalimentación
El cuarto paso para automotivarte es buscar apoyo y retroalimentación de otras personas que puedan ayudarte a mejorar tu desempeño y a alcanzar tus metas. El apoyo y la retroalimentación son recursos valiosos que te permiten aprender de las experiencias, los consejos y las opiniones de otros. Además, te brindan reconocimiento, ánimo y confianza para seguir adelante.
¿Qué es el apoyo y la retroalimentación y por qué son importantes?
El apoyo es la ayuda o el respaldo que recibes de otras personas para realizar una tarea o lograr un objetivo. El apoyo puede ser de diferentes tipos, como emocional, social, material o instrumental. El apoyo te ayuda a sentirte acompañado, comprendido y valorado, y a reducir el estrés y la ansiedad que pueden afectar tu motivación.
La retroalimentación es la información o el comentario que recibes de otras personas sobre tu desempeño o tu resultado. La retroalimentación puede ser positiva o negativa, formal o informal, solicitada o espontánea. La retroalimentación te ayuda a conocer tus fortalezas y debilidades, y a identificar las áreas de mejora y las oportunidades de crecimiento.
El apoyo y la retroalimentación son importantes porque te permiten tener una perspectiva externa y objetiva sobre tu trabajo, y porque te ofrecen recursos y sugerencias para mejorar tu calidad y tu eficiencia. Según algunos estudios, el apoyo y la retroalimentación aumentan la satisfacción, el compromiso y la productividad de los empleados1.
¿Cómo buscar apoyo y retroalimentación?
Para buscar apoyo y retroalimentación, debes seguir los siguientes pasos:
Identifica las fuentes de apoyo y retroalimentación:
Piensa en las personas que pueden ofrecerte apoyo y retroalimentación de forma adecuada, oportuna y constructiva. Pueden ser tu jefe, tus compañeros, tus clientes, tus mentores, tus amigos o tu familia. Busca personas que tengan experiencia, conocimiento o interés en el área que quieres mejorar, y que sean honestas, respetuosas y confiables.
Solicita apoyo y retroalimentación:
Pide a las personas que has identificado que te brinden apoyo y retroalimentación sobre tu trabajo. Sé claro y específico sobre lo que necesitas o quieres saber, y sobre el tipo y la frecuencia de apoyo y retroalimentación que esperas. Por ejemplo, puedes pedir que te den consejos, sugerencias, ejemplos, recursos, reconocimiento, críticas, etc.
Recibe apoyo y retroalimentación:
Escucha con atención y apertura el apoyo y la retroalimentación que recibes de las personas que has solicitado. Agradece su tiempo y su disposición, y haz preguntas o comentarios si necesitas aclarar o profundizar algo. Evita tomar el apoyo y la retroalimentación como un ataque personal o una ofensa, y trata de verlos como una oportunidad de aprendizaje y mejora.
5. Cultiva una actitud positiva
El quinto paso para automotivarte es cultivar una actitud positiva que te permita enfocarte en el lado bueno de la vida y esperar resultados favorables. Una actitud positiva no significa ignorar o minimizar los aspectos negativos de la realidad, sino aprovechar al máximo las situaciones potencialmente adversas, intentar ver lo mejor en los demás y valorarte a ti mismo y a tus capacidades.
¿Qué es una actitud positiva y por qué es importante?
Una actitud positiva es una disposición mental y emocional que se orienta hacia el optimismo, la confianza, el control, la estabilidad, la motivación y la esperanza. Una actitud positiva implica tener pensamientos, creencias, valores y actitudes positivas, que son factores clave para el bienestar.
Una actitud positiva es importante porque te ayuda a afrontar los desafíos de la vida con mayor resiliencia, creatividad y flexibilidad. Además, te permite experimentar más emociones positivas, como la alegría, la satisfacción, el entusiasmo y el amor. Según algunos estudios, tener una actitud positiva reduce el riesgo de morir por cualquier causa en comparación con las personas que tienen una visión más sombría de la vida1.
¿Cómo cultivar una actitud positiva?
Para cultivar una actitud positiva, debes seguir los siguientes consejos:
Enfócate en tus fortalezas y cualidades positivas:
Muchas veces nos centramos en lo que nos falta, en lo que no hacemos bien o en lo que hemos fallado. Pero si queremos cultivar una actitud positiva, nos conviene enfocarnos en nuestras fortalezas. Este cambio de enfoque puede ayudarnos a sentirnos más positivos sobre nosotros mismos. Puedes hacer una lista de tus fortalezas y cualidades positivas, y recordarlas a menudo.
Practica la gratitud y la auto-compasión:
La gratitud es el agradecimiento por lo que recibimos, ya sea tangible o intangible. Practicar la gratitud puede ayudarnos a ver el lado bueno de las cosas y a apreciar lo que tenemos. Puedes llevar un diario de gratitud, en el que escribas regularmente las cosas por las que estás agradecido. La auto-compasión es el trato amable, cuidadoso y gentil que nos damos a nosotros mismos. Practicar la auto-compasión puede ayudarnos a aceptarnos y a perdonarnos, y a reducir el estrés y la ansiedad.
Rodéate de otras personas positivas:
La actitud positiva es contagiosa, así que es bueno rodearse de personas que también la tengan. Busca personas que te apoyen, te animen, te inspiren y te hagan reír. Evita a las personas que te critiquen, te desanimen, te envidien o te hagan sentir mal. Comparte tus pensamientos y sentimientos con las personas que quieres, y escucha y ayuda a los demás.
Establece una rutina matutina:
La forma en que empiezas el día puede influir en tu estado de ánimo y tu actitud durante el resto del día. Por eso, es importante establecer una rutina matutina que te ayude a despertar con energía y optimismo. Puedes incluir actividades como meditar, hacer ejercicio, desayunar saludablemente, leer algo positivo o escuchar música alegre.
Di algo positivo:
Las palabras tienen poder, y lo que decimos puede afectar cómo nos sentimos y cómo nos ven los demás. Por eso, es importante decir algo positivo cada día, tanto a nosotros mismos como a los demás. Puedes usar afirmaciones positivas, cumplidos, elogios, bromas o palabras de aliento. Evita las quejas, las críticas, los insultos o las excusas. Verás cómo mejora tu actitud y tu relación con los demás.
6. Premia tus esfuerzos y logros
El sexto paso para automotivarte es premiar tus esfuerzos y logros cada vez que cumplas una tarea, una meta o un desafío. Los premios son incentivos que te estimulan a seguir adelante, a reconocer tu valor y a celebrar tu progreso. Además, te proporcionan satisfacción, placer y diversión.
¿Qué son los premios y por qué son importantes?
Los premios son recompensas que te otorgas a ti mismo por haber realizado una acción que te acerca a tu objetivo. Los premios pueden ser de diferentes tipos, como materiales, sociales, simbólicos o personales. Los premios te ayudan a reforzar tu motivación, ya que activan el circuito cerebral del placer y la recompensa, que libera dopamina, una sustancia química asociada al bienestar y al aprendizaje.
Los premios son importantes porque te ayudan a mantener el interés, el compromiso y el esfuerzo en tu trabajo. Además, te permiten equilibrar el sacrificio y el disfrute, y evitar el agotamiento y la frustración. Según algunos estudios, los premios aumentan la productividad, la creatividad y la autoestima de los trabajadores1.
¿Cómo premiar tus esfuerzos y logros?
Para premiar tus esfuerzos y logros, debes seguir los siguientes consejos:
Elige premios que se ajusten a tu trabajo:
No todos los premios tienen el mismo valor ni el mismo efecto. Debes elegir premios que sean proporcionales al trabajo que has realizado, que sean coherentes con tu propósito y que no contradigan tus valores o principios. Por ejemplo, si tu meta es mejorar tu salud, no te premies con comida chatarra o alcohol, sino con algo que te haga sentir bien y que no dañe tu cuerpo.
Varía tus premios:
No uses siempre el mismo premio, sino que cambia de vez en cuando para evitar que se vuelva aburrido o rutinario. Puedes tener una lista de premios posibles y elegir uno al azar cada vez que cumplas una tarea o una meta. O puedes sorprenderte a ti mismo con un premio inesperado o novedoso. Lo importante es que el premio te ilusione y te motive.
Disfruta tus premios:
No te sientas culpable o avergonzado por premiarte, sino que disfruta el momento y reconoce tu mérito. Date permiso para relajarte, divertirte y celebrar tu éxito. Comparte tu premio con otras personas que te apoyen y te feliciten. Recuerda que el premio es una forma de cuidarte, de valorarte y de agradecerte.
7. Renueva tu motivación constantemente
El séptimo paso para automotivarte es renovar tu motivación constantemente, es decir, mantener un nivel óptimo de interés, entusiasmo y compromiso con tu trabajo y tus metas. La motivación no es algo estático ni permanente, sino que fluctúa según las circunstancias, los desafíos y los resultados. Por eso, es importante que revises y actualices tu motivación de forma regular, para evitar que decaiga o se pierda.
¿Qué es renovar la motivación y por qué es importante?
Renovar la motivación es el proceso de reactivar, reforzar o reorientar la motivación hacia un objetivo o una actividad. Renovar la motivación implica identificar los factores que influyen en tu motivación, tanto positivos como negativos, y tomar medidas para potenciar los primeros y reducir o eliminar los segundos. Renovar la motivación también implica adaptarte a los cambios, resolver los problemas y superar los obstáculos que puedan afectar tu motivación.
Renovar la motivación es importante porque te ayuda a mantener el foco, la energía y la perseverancia en tu trabajo y en tus metas. Además, te permite experimentar más satisfacción, orgullo y felicidad por lo que haces y por lo que logras. Según algunos estudios, renovar la motivación aumenta la productividad, la creatividad y la lealtad de los empleados1.
¿Cómo renovar la motivación constantemente?
Para renovar la motivación constantemente, debes seguir los siguientes consejos:
Evalúa tu nivel de motivación:
Hazte preguntas como: ¿Qué me motiva a hacer lo que hago? ¿Qué me desmotiva o me impide hacerlo? ¿Qué nivel de motivación tengo actualmente? ¿Qué nivel de motivación me gustaría tener? ¿Qué puedo hacer para mejorar mi motivación? Sé honesto y realista con tus respuestas, y usa una escala numérica o una lista de adjetivos para medir tu motivación.
Revisa tus metas y tu plan de acción:
Revisa las metas que te has propuesto y el plan de acción que has creado para lograrlas. Asegúrate de que tus metas sean SMART (específicas, medibles, alcanzables, relevantes y temporales) y de que tu plan de acción sea claro, organizado y flexible. Si es necesario, modifica o ajusta tus metas y tu plan de acción para que se adapten a tu nivel de motivación actual y a las circunstancias que puedan haber cambiado.
Busca fuentes de inspiración y motivación:
Busca fuentes de inspiración y motivación que te ayuden a renovar tu interés y tu entusiasmo por tu trabajo y tus metas. Pueden ser personas, libros, películas, canciones, frases, imágenes, etc. Busca fuentes que te transmitan valores, principios, ejemplos, consejos, testimonios, etc. que se relacionen con tu propósito y tu visión. Puedes crear un tablero de inspiración, una lista de reproducción, un collage, etc. con las fuentes que elijas.
Conclusión y puntos clave
En este artículo, hemos visto cómo automotivarse en siete pasos simples y efectivos. Estos pasos son:
- Define tus metas y tu propósito: Establece metas claras, específicas y realistas que te inspiren y te desafíen. Identifica tu propósito, es decir, la razón por la que quieres lograr esas metas y cómo te beneficiarán a ti y a los demás.
- Visualiza tu éxito: Imagina cómo te sentirás y qué harás cuando logres tus metas. Usa imágenes, sonidos, olores, sensaciones y emociones para crear una escena vívida y positiva en tu mente. Repite esta visualización a menudo para aumentar tu confianza y tu motivación.
- Crea un plan de acción: Diseña un plan de acción que detalle los pasos, los recursos y los plazos que necesitas para alcanzar tus metas. Un plan de acción te da la estructura, la organización y la disciplina que requieres para mantener el foco y la consistencia en tu camino.
- Busca apoyo y retroalimentación: Busca apoyo y retroalimentación de otras personas que puedan ayudarte a mejorar tu desempeño y a alcanzar tus metas. El apoyo y la retroalimentación son recursos valiosos que te permiten aprender de las experiencias, los consejos y las opiniones de otros. Además, te brindan reconocimiento, ánimo y confianza para seguir adelante.
- Cultiva una actitud positiva: Cultiva una actitud positiva que te permita enfocarte en el lado bueno de la vida y esperar resultados favorables. Una actitud positiva no significa ignorar o minimizar los aspectos negativos de la realidad, sino aprovechar al máximo las situaciones potencialmente adversas, intentar ver lo mejor en los demás y valorarte a ti mismo y a tus capacidades.
- Premia tus esfuerzos y logros: Premia tus esfuerzos y logros cada vez que cumplas una tarea, una meta o un desafío. Los premios son incentivos que te estimulan a seguir adelante, a reconocer tu valor y a celebrar tu progreso. Además, te proporcionan satisfacción, placer y diversión.
- Renueva tu motivación constantemente: Renueva tu motivación constantemente, es decir, mantén un nivel óptimo de interés, entusiasmo y compromiso con tu trabajo y tus metas. La motivación no es algo estático ni permanente, sino que fluctúa según las circunstancias, los desafíos y los resultados. Por eso, es importante que revises y actualices tu motivación de forma regular, para evitar que decaiga o se pierda.
Siguiendo estos pasos, podrás automotivarte de forma efectiva y lograr tus metas con éxito. Recuerda que la motivación es una habilidad que se puede aprender y mejorar con la práctica. Así que no te desanimes si a veces te sientes desmotivado o frustrado. Simplemente, vuelve a aplicar estos pasos y verás cómo tu motivación se recupera y se fortalece.
Esperamos que este artículo te haya sido útil y te haya inspirado a automotivarte y lo he escrito ya que quiero ayudar a una persona especifica ????????. Si te ha gustado, te invitamos a compartirlo con tus amigos y familiares, y a dejarnos un comentario con tu opinión.
Gracias por leer y hasta la próxima. ¡Te deseamos mucha motivación y éxito en tus proyectos!
Preguntas relevantes que encontre en la web
¿Por qué perdemos la motivación por ir a trabajar?
Si somos conscientes de que mantener la motivación nos permite disfrutar del trabajo y por tanto ser más felices, y que mantenerla está en nuestras manos ¿por qué nos permitimos descuidarla hasta caer en ese hastío que nos roba la energía?
Son muchas las situaciones que nos llevan a este estado;
La rutina
Cuando van pasando los días y parece que todo se repite, entramos en una inercia que nos ciega impidiéndonos ver aquello que sí es diferente. Nos pasan desapercibidas así, no sólo cosas de nuestro entorno, sino también las oportunidades, siendo esto más triste aún.
Cuando sentimos que todo se repite entramos en un modo de actuar que denominamos “piloto automático” en el que no prestamos atención a lo que hacemos, simplemente lo hacemos aprovechando el rebufo de la costumbre. Esto suele pasar cuando dominamos nuestra área de trabajo y ya no nos supone un reto. En este caso no necesitamos apenas prestar atención, ya que casi, podríamos hacerlo con los ojos cerrados.
Desde luego, cuando pasamos así las jornadas laborales es difícil que nos percatemos de las cosas positivas o de las oportunidades, ya que ni siquiera estamos con energía para plantearnos afrontar un reto nuevo.
El estrés
Cuando vamos corriendo, perdidos entre mails, llamadas, demandas de compañeros, jefes o clientes, raramente pensamos en nuestro estado de ánimo o en qué necesitamos. Nos enfocamos únicamente en resolver las tareas sin descanso de tal manera que nuestro cuerpo y nuestra mente acaban agotados. En el momento en que esto pasa es difícil que quede energía y entusiasmo para pensar en lo que nos gustaría hacer o cómo querríamos hacerlo. El resultado, si no se ponen los medios para evitarlo, será tristeza, desmotivación, sensación de vacío…
Malas experiencias y fracasos
Quedarnos anclados en lo que ha salido mal, en aquello que no conseguimos, o en el miedo de que algo peor pueda venir, genera una sensación de inseguridad que poco ayuda a mantener la ilusión por lo nuevo, por probar algo diferente o por compartir otras ideas.
Esto merma nuestra creatividad y nos ancla aún más en la rutina, siendo la pescadilla que se muerde la cola. Por eso es fundamental forjarse una actitud resiliente que ayude a afrontar los tropezones de la vida y nos dé la fuerza necesaria para seguir adelante de manera adaptativa y trascendente. Aquí radica una de las claves para mantener tu energía a punto y conservar un espíritu alegre con la esperanza enfocada en que siempre puede venir algo mejor.
Creer que la motivación aparece de manera espontánea
Automotivarse, como hemos dicho, es un acto voluntario para el cual podemos contar con numerosas herramientas que nos ayudarán en nuestro propósito de mantener un estado de motivación adecuado.
Esperar a que nos entren ganas para iniciar una tarea que en principio nos cuesta llevar a cabo, es un error. Cuando comienzas una tarea, por tediosa que sea, el cerebro comienza a enfocarse en la resolución de ésta y no querrá parar hasta que esté acabada. Esta manera de proceder es una tendencia evolutiva de nuestro cerebro, y sabiendo que contamos con esa ayuda natural, no tienes más que comenzar a trabajar y verás que poco a poco te vas enganchando. ¿Cuántas veces te ha costado trabajo ponerte a hacer algo y luego no podías parar? El riesgo es esperar a que nos entren ganas de hacerlo. Si pensamos así, se quedarán las cosas en el tintero. Por eso es importante confiar en que al ponerte, todo saldrá rodado.
Fuente: itaeempresas.com
¿Cuál es tu objetivo?
Lo primero e imprescindible es marcarse un objetivo claro. Quizás ya sabes tu objetivo, pero te falta motivación, o quizás todavía no sabes qué hacer que pueda motivarte. Piensa… ¿qué quieres hacer en tu vida? ¿Buscar un trabajo mejor? ¿Hacer un viaje? ¿Aprobar los exámenes? ¿Sacarte una carrera? ¿Formar una familia? ¿Mejorar en algún aspecto de tu vida? ¿Comprarte eso que tanto te gusta? ¿Mejorar en algún deporte? ¿Mejorar tu forma física? ¿Mejorar tus relaciones con los demás? ¿Descubrir qué es lo que te gusta? ¿Descubrir cuál es tu objetivo?
Primero hay que plantearse qué se quiere y tenerlo muy claro. Luego hay que preguntarse qué te aportará dicho objetivo y para qué lo quieres conseguir. Eso te ayudará a darte cuenta de si realmente es beneficioso para ti, y cuanto más beneficioso sea para ti y tu entorno, más te motivará.
Fuente: emocionesbasicas.com
¿Cómo es tu objetivo?
Es importante que sea realista, es decir, que puedas realizarlo. No importa lo mucho que te cueste o el tiempo que tardarás en conseguirlo, pero sí que sea factible. Hazte la siguiente pregunta, ¿conoces a alguien que en tus mismas circunstancias lo consiguió? Busca en Internet y descubre si alguien lo consiguió o busca en tu entorno más cercano y descubre si alguien lo consiguió antes que tú y en las mismas circunstancias. Si te topas con una respuesta afirmativa, lo siguiente es decirte a ti mismo ¿y por qué yo no? Si ellos lo hicieron, tú también puedes hacerlo.
Fuente: emocionesbasicas.com